Vinaròs News
El acto más colorista de ayer de las fiestas de San Juan y San Pedro de Vinaròs fue la trobada y pasacalle de gigantes y cabezudos aunque también sobresalió especialmente una nueva demostración de antigua cocina vinarocense, con el restaurador Salvador Alcaraz que preparó garbanzos para un millar de personas.
A media mañana comenzaron a llegar hasta Vinaròs los gigantes y cabezudos de distintas poblaciones valencianas y catalanas. 29 en total eran los gigantes, a los que había que añadir varios grupos de cabezudos. Procedían de las siguientes poblaciones: Amposta, Ulldecona, l´Ametlla de Mar, Sant Carles de la Ràpita, Horta de sant Joan, Alcanar, Peñíscola, Vila-real, el Prat del Llobregat, Benicarló, la Riba, Benica`ssim y Vinaròs. Los gigantes llenaron la plaza Parroquial ya que la plaza San Antonio está en obras. Por la tarde, cuando aún el sol apretaba, se llevó a cabo el tradicional pasacalles de gigantes y cabezudos, que discurrió por varias de las calles principales, para acabar en la carpa cultural, al son de las dulzainas y tambores de las distintas “collas”. Mientras tenía lugar el pasacalle, Alcaraz estaba ya preparando sus garbanzos. De hecho, el centenar de kilos usados ya fueron cocidos por la mañana para que estuvieran a punto en el momento de necesitarlos.
El acto más colorista de ayer de las fiestas de San Juan y San Pedro de Vinaròs fue la trobada y pasacalle de gigantes y cabezudos aunque también sobresalió especialmente una nueva demostración de antigua cocina vinarocense, con el restaurador Salvador Alcaraz que preparó garbanzos para un millar de personas.
A media mañana comenzaron a llegar hasta Vinaròs los gigantes y cabezudos de distintas poblaciones valencianas y catalanas. 29 en total eran los gigantes, a los que había que añadir varios grupos de cabezudos. Procedían de las siguientes poblaciones: Amposta, Ulldecona, l´Ametlla de Mar, Sant Carles de la Ràpita, Horta de sant Joan, Alcanar, Peñíscola, Vila-real, el Prat del Llobregat, Benicarló, la Riba, Benica`ssim y Vinaròs. Los gigantes llenaron la plaza Parroquial ya que la plaza San Antonio está en obras. Por la tarde, cuando aún el sol apretaba, se llevó a cabo el tradicional pasacalles de gigantes y cabezudos, que discurrió por varias de las calles principales, para acabar en la carpa cultural, al son de las dulzainas y tambores de las distintas “collas”. Mientras tenía lugar el pasacalle, Alcaraz estaba ya preparando sus garbanzos. De hecho, el centenar de kilos usados ya fueron cocidos por la mañana para que estuvieran a punto en el momento de necesitarlos.
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